El activista panafricanista beninés Kémi Séba, de visita en Haití desde el 28 de mayo, hizo un llamado a los líderes de las bandas haitianas para que cesen la violencia contra la población y se vuelvan contra quienes los armaron.
Durante su estadía, además de ofrecer conferencias públicas en la ciudad de Cap-Haïtien, el político reveló que sostuvo conversaciones con jefes de bandas, quienes, según él, han tomado conciencia de haber sido utilizados para fines que los superan. “En mis intercambios con miembros de grupos armados, les pedí claramente que dejaran de disparar contra el pueblo. Les dije que el enemigo no es el pueblo, sino quienes los armaron: la oligarquía neoliberal que quiere ahogar y aplastar a Haití”, señaló Séba. No obstante, reconoció que algunos miembros de bandas no comparten su enfoque.
Muy crítico con la élite político-económica haitiana, Séba — quien fue despojado de su nacionalidad francesa en 2024 — considera que esta élite es responsable del caos actual. “El problema es que esta élite recibe órdenes de Washington, París y Montreal. Por eso Haití no es un país soberano”, acusó.
Según él, una alianza tripartita entre la oligarquía occidental, la haitiana y la keniana permitió el envío a Haití de una fuerza multinacional dirigida por oficiales kenianos. Para Séba, el proletariado keniano no tiene la culpa si “algunos hermanos negros se ponen al servicio de colonos blancos contra otros hermanos negros”.
Finalmente, afirma que la posición geográfica de Haití representa un problema estratégico para la oligarquía occidental, especialmente para Estados Unidos, que teme una revolución haitiana más poderosa que la de Cuba.
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