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A las 10 de la mañana del domingo, los manifestantes se reunieron en varios puntos de reunión, entre ellos el cruce del aeropuerto, conocido como Carrefour Résistance, y los Campos de Marte. Camisetas blancas, pancartas y banderas en la mano, carrozas musicales, bandas a pie, todos gritaban su descontento y la injerencia de la comunidad internacional en los asuntos internos del país. A las 11 de la mañana, los manifestantes se dirigieron a la autopista de Delmas, y por el camino pronunciaron palabras hostiles contra Madame Lalime, que había declarado que «la movilización del 14 de febrero sólo contó con 3.000 personas». Según muchos, esta declaración instigó a la población a tomar las calles de Puerto Príncipe. Eran como el pueblo de Israel en el desierto, sedientos de liberación. Recorrieron varios kilómetros: desde Delmas 40, Rue Marcadieu, Bourdon, Juvenat hasta Canapé Vert.

Todo transcurrió pacíficamente, sin que se quemaran neumáticos ni se produjeran enfrentamientos entre la población y la policía. El ambiente era inmejorable. Las carrozas musicales crearon un ambiente animado a lo largo de todo el recorrido. La solidaridad y la fraternidad reinaron entre todos los estratos de la sociedad, que tienen un único objetivo: un mejor nivel de vida. Como era de esperar, transmitieron un mensaje contundente frente a la BINUH. Recordaron a la cooperación internacional que su misión es hacer respetar los derechos de todas las personas y contribuir al respeto de la democracia. Al mismo tiempo, pidieron que se respete la Constitución 134:2.

Al llegar a su destino final, la plaza de Canapé-Vert, guardaron unos minutos de silencio en honor del Dr. Ernst Paddy, asesinado a tiros ayer por la mañana, y de su esposa secuestrada. Las distintas organizaciones anuncian que pronto organizarán nuevas manifestaciones a una escala mucho mayor.

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