Los numerosos encuentros de la ministra Kathia Verdier (MHAVE) dibujan el retrato de una actividad ministerial tan frenética como improductiva. Una sucesión de citas nacionales e internacionales, una agenda diplomática bien llena, pero ¿qué resultados concretos para el pueblo haitiano?
El calendario es elocuente: desde la DCPJ hasta los Archivos Nacionales, desde la ONI hasta la DIE, pasando por las embajadas estadounidense, mexicana y taiwanesa, la ministra Verdier ha multiplicado las “reuniones de trabajo” y las “audiencias”.
Sin embargo, es evidente que esta agitación protocolar no ha producido ningún avance significativo en la gestión de los temas candentes del ministerio: migración, identificación, cooperación internacional vital. La sombra de la improductividad se cierne sobre esta intensa actividad superficial.
Aún más preocupante es el reflejo que parece haberse instaurado. Apenas se hace público este balance poco halagador, ¿qué hace la ministra? Reincide. En junio de 2025, emprende una nueva gira internacional: República Dominicana, Chile, Brasil… Bajo el pretexto de la diplomacia, una vez más se pone en marcha la maquinaria bien engrasada de los viáticos.
El episodio chileno arroja una luz particularmente cruda sobre las posibles desviaciones. La ministra Verdier, lejos de las preocupaciones urgentes de los haitianos que buscan documentos, seguridad o perspectivas, posa como modelo para promover el ron KAÏ.
Esta imagen, indecente en el contexto de la crisis nacional, plantea una serie de preguntas. ¿Cuál es el vínculo entre esta empresa comercial con sede en Chile y las misiones esenciales del MHAVE? ¿Por qué la ministra presta su imagen a este producto? Y, sobre todo, ¿qué intereses están en juego detrás de esta operación?
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