La situación migratoria entre Haití y la República Dominicana se ha intensificado en los últimos meses, planteando cuestiones cruciales sobre la responsabilidad de la diplomacia haitiana.
Entre enero de 2024 y abril de 2025, casi 210.000 personas, principalmente haitianos, fueron expulsadas del territorio dominicano como parte de una política de deportaciones masivas introducida por el presidente dominicano Luis Abinader.
Los haitianos representan el 99,4% de los expulsados. Esta alarmante cifra pone de manifiesto una crisis humanitaria que requiere una respuesta rápida y eficaz por parte de las autoridades haitianas.
La política de Abinader, que pretende deportar hasta 10.000 haitianos ilegales cada semana, se endureció recientemente con la introducción de 15 medidas adicionales en abril de 2025.
Estas medidas, justificadas por motivos de seguridad y de respeto de los derechos humanos, parecen más orientadas a la estigmatización y exclusión de los migrantes haitianos que a una gestión verdaderamente humanitaria de la cuestión migratoria.
Ante esta situación, la diplomacia haitiana debe cuestionar sus estrategias actuales.
Las expulsiones masivas no son sólo una cuestión de política migratoria; afectan a la dignidad humana y a la supervivencia de cientos de miles de personas.
¿Qué medidas concretas está tomando el gobierno haitiano para proteger los derechos de sus ciudadanos en el extranjero y defender su dignidad frente a las políticas discriminatorias?
Es imperativo que la diplomacia haitiana adopte un enfoque proactivo, tratando de establecer un diálogo constructivo con las autoridades dominicanas.
Esto podría incluir negociaciones sobre condiciones de inmigración más justas, programas de regularización para inmigrantes irregulares y el compromiso de respetar los derechos de los haitianos que viven en la República Dominicana.
El gobierno haitiano también debe trabajar para sensibilizar a la comunidad internacional sobre la crisis migratoria del país.
Movilizando el apoyo internacional, Haití podría obtener recursos para ayudar a sus ciudadanos expulsados a regresar a su país de origen en condiciones dignas y humanas.
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