Desde hace algún tiempo, el secuestro forma parte de la vida cotidiana en Haití. Es un tema candente tanto en los medios de comunicación tradicionales como en Internet. La situación afecta a todos los sectores, especialmente al mundo académico. Tanto los escolares como los universitarios se ven afectados por este aterrador fenómeno. Algunos se desaniman, pero otros resisten.
Abdias Alexis, estudiante de Derecho de 24 años en la Universidad de Estado de Haití, es un joven soñador que espera ver algún día un nuevo Haití. Alexis dice estar preocupado por el empeoramiento de los acontecimientos a medida que pasan los días. «Como la mayoría de los ciudadanos, vivo con miedo. A veces tengo que cancelar ciertas actividades nocturnas por precaución. No puedo ocuparme de mis asuntos fuera de este perímetro, que está rodeado de bandas armadas que actúan libremente en la zona. Tengo que cambiar de ruta [cada vez] para llegar a la universidad, porque los jefes de las bandas aterrorizan las zonas de Bas-Delmas, la Saline, etc. A veces los autobuses de transporte público son retenidos por estos delincuentes», dice en
.
Vive temiendo por su vida y la de sus allegados. Y no es el único que tiene que enfrentarse a estos peligros cada día. Célineca Léana Cénadin, de 18 años, es una joven brillante que ha vivido esta aterradora experiencia. El miedo, el estrés y la ansiedad son su suerte en la vida. Cada uno afronta sus frustraciones y confusiones a su manera. Algunos pueden sentirse en peligro, mientras que otros consiguen sobrellevarlo.
«¡Ya no vivo! Cada mañana, cuando salgo de casa para ir a trabajar, es como ir a la guerra. Tiemblo ante la posibilidad de que me asalten, me secuestren, etc.», dijo el director.
Claudine, una estudiante de 21 años que cursa 3º de Medicina en la Universidad de la Fundación Aristide (UNIFA), está aprendiendo a adaptarse a esta situación, que las autoridades no pueden evitar. Voy a la universidad 6 de cada 7 días. Lo que me expone a muchos más peligros. En Haití, nos adaptamos a todas las situaciones que surgen y, en cierto modo, las normalizamos. Yo no soy una excepción.
A algunas les resulta difícil centrarse en su trabajo académico. «Es cierto que me hubiera gustado estar en un entorno adecuado, pero soy una chica que siempre consigue luchar por lo que quiere, a pesar de las dificultades. Sí, a veces el estrés puede abrumarme y bloquear un poco mi inspiración, pero siempre es pasajero», explica Célineca Léana Cénadin, estudiante de Administración Pública en el INAGHEI.
«Claro que lo estamos. Tenemos miedo, estamos estresados. Estamos en estado de shock. No podemos trabajar bien. No podemos concentrarnos en nuestro trabajo. Preparar nuestros exámenes es cada vez más difícil, con otras preocupaciones que nos quitan la tranquilidad», se queja Abdias Alexis.
Según Claudine, el buen rendimiento académico depende de una serie de factores, entre ellos estar en un entorno seguro en todos los aspectos, por lo que el hecho de que exista esta oleada de inseguridad no funciona por sí solo. También refleja un estado constante de estrés que afecta a estos rendimientos
. Sin embargo, cree que sería más productiva en un entorno mejor.
Al mismo tiempo, la encargada puede congelarse, sentir dolor/rigidez en el cuello y tener la impresión de que su circulación sanguínea es deficiente. En este punto, está trabajando por debajo de su capacidad. Tarda mucho más en terminar un trabajo porque no puede concentrarse.
Vivir en suelo haitiano es un acto de valentía y perseverancia. Se describe a los haitianos como guerreros. Algunos jóvenes se preguntan por su futuro en Haití. En su opinión, tendrían más posibilidades de triunfar en la vida.
«A veces pienso cómo me habría ido mejor en otro país que ofreciera mejores oportunidades y donde la seguridad estuviera garantizada. En cuanto a los
que siguen viviendo en Haití, diría que la mayoría de ellos no tienen elección, o que tienen el deseo de provocar algún tipo de cambio y quieren aportar activamente su contribución», revela Claudine, sumida en sus pensamientos.
«A menudo tengo ganas de huir del país, pero ¿a dónde? A los que siguen viviendo en Haití los llamaría HEROS. Y lo son. Enfrentarse al peligro a diario y conseguir sobrevivir no es ni más ni menos que un acto de heroísmo», afirma Célineca Léana Cénadin.
Alexis, el futuro abogado, continúa: «Todos queremos huir del país. Sin embargo, también existe el deseo de luchar. Es más tranquilizador. Después de luchar, podremos vivir fácilmente en nuestro país. En otros lugares, seguimos siendo escépticos.
Soñaba con pasar toda su vida en el redil, pero las condiciones ya no son favorables. «Sí, por desgracia. Antes vendía sueños, pero ahora quiero irme lejos y no volver a poner un pie aquí. Los que viven ahora en Haití son gente valiente», dice el gerente con manos temblorosas.
Los jóvenes piden a las autoridades que asuman sus responsabilidades. Detestan vivir en una situación así y están hartos de ver al país en peligro, mientras los que toman las decisiones disfrutan de las prebendas de sus cargos sin conseguir nunca resultados importantes. Haití ya no puede respirar.
«Las autoridades son muy conscientes de lo que estamos pasando. Y son totalmente cómplices. Las personas citadas en los casos de secuestro nunca son citadas ni detenidas. ¿De qué valen las autoridades para presentar sus denuncias? ¡Que se vayan acompañados de sus matones! La calle es para el pueblo lo que la justicia es para una nación», Alexis Abdias critica la pasividad de los gobernantes ante los bandidos.
El gobierno ha tomado numerosas medidas para detener los secuestros, pero hasta ahora no se ha hecho nada. Los haitianos mueren de angustia. Mientras tanto, Jovenel Moïse cree firmemente en las próximas elecciones. ¿En qué planeta vive Jovenel Moïse? ¿En Haití o en…?
Claudine y Christelle; nombres prestados.
Discussion about this post